Para mi los cuidados a la hora de organizar una boda son IMPRESCINDIBLES. Y no hay excusas.
Siempre lo comento, uno de los peores meses de mi vida fue el previo a mi propia boda. Si a día de hoy pudiera cambiar algo de todo ese proceso sería el hacerlo en calma.
Porque cuando hablo de cuidados no me refiero únicamente a ir a un spa o dedicar toda una mañana en la peluquería a decolorarme el mechón rubio que llevo, sino también a cuidados »mentales».
Hacer algo que te guste, comer tu comida favorita, disfrutar de una serie… Dedicar una parte de tu tiempo a desintoxicarte de la boda. Porque si, cuando estamos a punto de casarnos somos personas monotema. No pasa nada por serlo, pero es la cruda realidad, nos volvemos muy cansinas…
Otro de los cuidados mentales que comento sería contratar proveedores que te trasmitan seguridad y confianza.
Quizás te encantan las fotos que hace alguien pero a la hora de tener una primera toma de contacto notas que es una persona poco seria o simplemente que no conecta con lo que buscas para tu boda.
Créeme, cuando el proveedor que está detrás conecta contigo, todo sale muchísimo mejor. Muchas veces es preferible un trabajo bien hecho y modesto pero con un muy buen trato (tanto en la boda como en los meses previos) a un trabajo con un resultado final espectacular pero con un proceso en el que sientas que te descuidan.
Y finalmente algo que ya hemos hablado aquí en el blog, marcar límites con las personas asistentes también es cuidar tu salud mental y optimizar tu tiempo a invertir en la boda. NO LO OLVIDES.
Por tanto: piensa en dedicar también tu tiempo libre en cosas externas a la boda, busca proveedores que te hagan sentir tranquilidad y marca límites si es necesario.