Creo que este es el tema, o uno de los temas, de los que más ganas tenía de hablar en el blog.
Antes de empezar quiero aclararos el título. He querido poner esa frase porque es algo que me han repetido cientos de veces. Bueno, eso y lo de ‘‘¿No te da cosa ponerte algo que quizás sea de alguien muerto?» . Pues no Antonia, no me da cosa porque, ¡SORPRESA! La ropa se puede lavar. E incluso diré que para mí es un añadido el saber que soy la nueva propietaria de esa prenda que seguramente tanto disfrutó otra persona en el pasado, me parece hasta bonito.
Actualmente, la media en Barcelona para un traje de novio/a es de 1000 € aprox. y hablo de tiendas en las que ya están las prendas construidas y únicamente hay que ajustarlas a quien lo lleve, no a piezas confeccionadas desde cero en un atelier.
Para muchas personas el look que llevarán en su boda no es un aspecto al que quieran destinar un gran presupuesto. Ya sea por gustos, sostenibilidad o simplemente por el simple hecho de no querer gastar dinero en una prenda o conjunto que únicamente utilizarán durante un día de su vida (o a veces menos).
Normalmente no hablo sobre mi experiencia personal como novia, pero creo que hoy es el día idóneo para hacerlo ya que soy una AMANTE de la ropa vintage (creo que se me nota) y de comprar ropa de segunda mano.
Únicamente utilicé prendas que ya tenía o de segunda mano, aunque para los zapatos del día de la ‘boda celebración a lo grande» y el bañador que quería utilizar el día posterior y en la luna de miel decidí buscar prendas nuevas, de buena calidad y que pudiera utilizar durante años.
Mi boda se celebró en 3 partes y con 3 looks:
Es decir, el conjunto de todos los looks de mi boda costaron menos de 750 €, eran totalmente de mi estilo y sostenibles.
Para mí lo único importante en referencia a la ropa que llevaría era que el vestido de la »celebración a lo grande» fuera una pieza original de los años 50 y tras una corta búsqueda, gracias a la ayuda de algunas de mis amigas, lo encontré. Quizás no tuve ese momento de película en el que me probaba 8 vestidos en una tienda y me enamoraba de uno de ellos, pero la sensación de ir con quien es ahora mi marido a buscar el paquete en el que venía mi vestido y posteriormente probármelo en la intimidad de mi cuarto es un momento que nunca olvidaré.
También tenemos que tener en cuenta el factor medioambiental. La mayoría de tiendas (que no atelieres) son parte de la industria del fast fashion, prendas que se producen de manera masiva únicamente para abaratar costes y vender más. Aunque la demanda del apartado del sector nupcial es menor que la de la »moda diaria» esta industria es la SEGUNDA INDUSTRIA MÁS CONTAMINANTE del planeta, por detrás de la del sector energético.
Muchas personas también optan por hacer un 50-50. Compran o consiguen un vestido de segunda mano y piden a profesionales del sector que lo transformen en la prenda ideal. No siempre tenemos que comprar algo, quizás te haga ilusión utilizar el traje de boda de tu abuelo o el vestido de tu hermana.